- ¿Se sabe usted algo de Duke Ellington?... -dijo Colin.
- Sí -dijo el antigüedario-. Voy a tocarle los "Blues del vagabundo".
[...] Colin se había sentado en el suelo para escuchar con la espalda contra el pianóctel, y derramaba grandes lágrimas elípticas y flexibles que rodaban por su ropa y corrían por el polvo. La música pasaba a través de él y volvía a salir filtrada, pero la melodía que salía de él se parecía mucho más a "Chloé" que a los "Blues del vagabundo". [...] Colin, feliz hasta el fondo del alma, seguía sentado en su sitio y era como cuando Chloé no estaba enferma.
Escrita en 1946, La espuma de los días refleja los lugares de lo absurdo, de una realidad imaginaria llena de jazz y melancolía. Boris Vian nunca estuvo en Nueva Orleans, pero es el lugar que nos recuerda. La juventud se enamora, enferma y se extrema en un mundo triste y pantanoso, donde sólo los ratones intentan devolver la luz perdida.
Fotografía: Laura Makabresku
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