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14.5.13

El bello verano - Cesare Pavese


Vio a Guido por última vez la noche antes de que él se marchara al pueblo y se dio cuenta de que hacer el amor era como una muerte y se sintió tan atontada que cuando Guido apartó la cortina para mirarla, ella se cubrió la cara con las manos. Bajó la escalera aturdida y estaba convencida de que ella no era ella, de que todo el mundo se daba cuenta. Veía su imagen al pasar por delante de los escaparates, caminaba como borracha y le pareció que aquella imagen reflejada en los cristales no era la suya, sino la sombra de otra. Se decía que ahora sabía por qué las actrices tienen siempre aquellos ojos tan extraviados. "Por eso está prohibido hacer el amor - pensaba -, por eso."

Fotografía: Sally Mann

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