Allá a lo lejos salta un gorrión macho con las alas abiertas; chilla... y cada sonido de su voz, cada una de las plumas erizadas que cubren su pequeño cuerpo, exhala salud y fuerza...
¿Qué se deriva de tal cosa? Nada. Está sano y tiene derecho a chillar y a erizarse, mientras que yo estoy enfermo y tengo que morir; y no hay más.
Fotografía: Rinko Kawauchi
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